Siete capas: la piel, la grasa subcutánea, la fascia, la musculatura abdominal, el peritoneo, el útero y saco amniótico. Estas son las siete capas que se cortan en la cesárea, un proceso quirúrgico a través del cual cada vez más niñas y niños llegan al mundo. Muchos años atrás, la cesárea era considerada una operación post mortem, y no es hasta el siglo XVI que se documentó el primer caso de una mujer que sobrevivió a una, lo que cambió para siempre la percepción sobre la utilidad de este procedimiento.
Cuando se realiza de manera justificada, la cesárea permite abordar partos complicados, reduciendo los índices de mortalidad materna e infantil. No obstante, desde el 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dictaminó que un índice de cesáreas superior al 10% no se asocia con una reducción significativa en los índices de mortalidad y que, de hecho, la realización de cesáreas sin justificación médica no aporta beneficios a la mujer ni al recién nacido.
En América Latina, el 44% de los partos se da por cesárea, lo que la convierte en la región del mundo con mayor incidencia de esta intervención quirúrgica. Ecuador, con una tasa del 49%, ocupa el quinto lugar en la lista de los países con mayor tasa de cesáreas. Sin embargo, las miles de heridas que se acumulan de manera injustificada y violenta no se nombran; al contrario, se silencian e invisibilizan. Así, las cicatrices continúan extendiéndose por este territorio, tan nuestro y tan reclamado: el cuerpo de las mujeres ecuatorianas.
A pesar del dolor, o quizás por él, aquellas heridas no nos han inmovilizado. El silencio se rompe cuando esas cicatrices empiezan a formar comunidades, evocan, convocan y se vuelven recordatorios constantes de cariño y resistencia. Esas son nuestras marcas de guerra.
Marcas de Guerra: Las cicatrices de las cesáreas en Ecuador
Una respuesta a «Marcas de Guerra: Las cicatrices de las cesáreas en Ecuador»
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Muy intwresante, es una problemática que esta invisibilizada y artículos como estos, con testimonios de mujeres y de un médico son enriquecedores para tener claridar.
Las cifras son alarmantes sobre todo porque evidencian un afán de lucro por sobre el servicio médico que debe velat por el bienestar de madre y su bebé
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