Aceptar que no me eligieron y me fui. Aceptar que no serán mis brazos los que te consuelen, ni mis palabras las que te animen. Aceptar que ni tus crisis, ni tus sueños los vivirás a mi lado. Aceptar que no seré tu primera llamada, ni tu contacto de emergencia, que tu mensaje de la madrugada lo leerán otros ojos y tu pensamiento de domingo será para alguien más. Aceptar que tus pasos buscarán destinos que no comparto, que reirás de cosas que yo ya no entiendo, y que tus lágrimas me serán tan dolorosas como incomprensibles. Aceptar que tus proyectos encontrarán partida y refugio en un hogar similar al tuyo, porque no tendrás que conjugar tus planes con los míos ni ser partícipe de un futuro que no sostienes. Aceptar que no me elegiste, porque elegir no es una palabra, sino una acción de todos los días. Aceptar que he abandonado, sin abandonar, la promesa de cuidarte, porque velar por tu bienestar acababa poco a poco con el mío. Aceptar que yo no debí nunca ser una opción, ni un impedimento, ni el argumento que te impidiera cuidar de alguien más. Aceptar que tus ausencias son solo tuyas, no mi causalidad ni mi responsabilidad. Aceptar que ni mi cariño ni mis ganas avanzaban para salvarte.
No seré
2 respuestas a «No seré»
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Aprecio mucho el trabajo que has realizado y el estilo que has plasmado aquí. Tus palabras van resonar por la eternidad.
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[…] pudiera amarte de nuevo, como la primera vez que lo hice. Así empiezo a abrazar ese ordinario, aceptar que no fuimos mágicos, ni trascendentes, que nuestra historia se perderá en la de nuevas vidas, que nuestro […]
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